Las justificaciones más comunes que escuchamos de las empresas cuando les preguntamos por qué eligieron RAID son principalmente dos: el alto nivel de tolerancia a los fallos y los bajos costes de adquisición y mantenimiento.
Sin embargo, cuando los equipos de este nivel fallan, los datos se vuelven inviables y, en la mayoría de los casos, se corrompen.
Hay 3 categorías generales de fallos a los que un sistema RAID es susceptible, y son:
- Fallo de hardware
- Error humano
- Fallo de software
Veamos por separado cada una de estas razones, dando ejemplos de los accidentes más comunes que pueden ocurrir, para que su empresa se asegure una protección eficaz.
Fallo de Hardware
Si el disco está muy dañado, es mejor extraer directamente los datos necesarios e ignorar el resto.
Clonar un disco duro entero innecesariamente puede estresar el dispositivo y aumentar considerablemente el tiempo necesario para el servicio.
Los daños físicos más comunes que suelen requerir un servicio de recuperación de RAID son:
- Daños por catástrofes naturales
- Abuso físico de la unidad
- Sobrecalentamiento del disco
- Fallo de la controladora RAID
- Fallo del cabezal de escritura
- Motor dañado
- Superficie del disco comprometida
Error Humano
En este caso, es muy común que los empleados que tienen acceso a estos sistemas cometan algún tipo de error como los que se mencionan a continuación.
Otro problema relacionado con la intervención humana es cuando el RAID ya está fallando y un empleado inexperto, o sin el equipo adecuado para manejar un RAID, decide intentar recuperarlo por su cuenta.
- Supresiones involuntarias
- Reformateo de unidades
- Sustitución incorrecta de componentes
- Archivos sobrescritos por error
- Sabotaje de los empleados
- Pérdida u olvido de la contraseña
- Instalación incorrecta del RAID
Fallo de Software
Cuando el problema está sólo en la parte lógica, se suele utilizar software especializado o ingeniería inversa para descubrir los ajustes necesarios y reconstruir la matriz. En este sentido, los problemas más comunes son:
- Fallos en las copias de seguridad;
- Virus y gusanos informáticos, especialmente ransomware;
- Archivos y datos corruptos;
- Carpetas dañadas;
- Corrupción del directorio y del firmware;
- Partición y falta de particiones;
- Configuración y formato.
Por supuesto, cuanto más protegido esté el sistema RAID de la empresa, mejor, porque se evitan costes inesperados e indisponibilidad de información importante para la rutina de la empresa.
Sin embargo, sabemos que ninguna solución de seguridad está garantizada al 100% y es necesario tener una carta bajo la manga en caso de que ocurra un accidente, como el mencionado anteriormente.
En los últimos años ha habido un aumento significativo de los ataques de ransomware dirigidos a la empresa, y a los sistemas RAID.
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